El sonido de nuestra asfixia. La asfixia que nos provoca el asfalto. La asfixia diaria de las prisas, de los móviles, de las redes sociales. La asfixia de la polución, de las miradas furtivas en el metro, del bucle constante del progreso que nos lleva y nos impide pensar. Un sonido sordo, el sonido de la asfixia, casi imperceptible pero que, sin embargo, nos aprieta la garganta y oprime el pecho. Es nuestra relación actual con el entorno en las ciudades, cada vez más alejados, cada vez menos humanos. Este es el grito que sale de la serie de fotografías que dan forma al proyecto ‘Sounds of Our Suffocation’ de la artista Anna Bresoli que se expone hasta el 17 de abril en Projekteria [Art Gallery] en Barcelona.
Lo de la artista Anna Bresoli con la fotografía empezó con una cámara Zenit que le regaló su padre con 16 años. Desde entonces, su pasión por la fotografía artística y también por la música han convivido para expresar la forma en la que esta catalana ve y siente el mundo que nos rodea. Concede esta entrevista a De Culto Magazine desde un templo de artistas berlinés (Green House Berlín) donde convive junto a otros 300 artistas de todo el mundo. Nos habla sobre su obra, su inspiración, su música y sobre los nuevos proyectos que le rondan la cabeza.
Estamos encantadas de contar con ella para dar el pistoletazo de salida al ciclo #MujeresconArte que, desde De Culto, tratará de poner en valor las aportaciones de las artistas femeninas de ayer y hoy al mundo del arte y a la sociedad en su conjunto. Empezamos con la entrevista…
En tu obra se percibe mucho de ‘la fragilidad de lo humano’ en relación con su entorno…
Así es, el proyecto ‘Sounds of Our Suffocation’ nace al mudarme a Berlín después de haber estado viviendo durante un año en medio en las montañas. Viviendo en la naturaleza la calma lo impregnaba todo; al llegar a Berlín, todos los estímulos de la ciudad me hicieron sentir durante semanas totalmente exhausta.
Hemos escuchado mucho hablar de la fuga de científicos fuera del país, pero, ¿qué hay de la fuga de artistas? Tú, como nos comentas, vives en Berlín desde hace tiempo…
De hecho, estoy viviendo en un enorme edificio llamado Green House donde convivimos 300 artistas. La única condición para entrar a vivir aquí es ser ‘artista’. Hay gente de todo el mundo, y también ¡muchos españoles!
Sí, siento que hay una fuga global, una necesidad de salir de tu ciudad natal para ir a otro país donde sientes que puedes tener más oportunidades.
¿Qué te está aportando vivir en la capital alemana? ¿Y a tu obra?
‘Sounds of Our Suffocation’ nace en Berlín con todos estos magnánimos paisajes industriales, los cielos, la gente, la forma en la que conviven de manera equilibrada la luz y la sombra, la noche y el día…
Siento que la gente tiene muchas ganas de ‘todo’: de colaborar, de hacer, de crear y con una inmediatez que, en un primer momento, me impactó. Aquí si hay que hacer algo es justo en el momento en el que ocurre, no es un “pues… ya quedaremos”, es un “ahora” implacable y si no es así, se desvanece, ya pasó…
¿Qué has querido expresar con este proyecto?
La fragilidad y la sumisión de los seres humanos capturados bajo el peso de un ambiente totalmente industrial, es lo que pretende mostrar este proyecto. La desnudez del cuerpo es la protagonista en medio de estos paisajes, creando una sensación desconcertante y misteriosa. Habla acerca de la decadencia del cuerpo humano en las ciudades, de la desconexión que hay entre la naturaleza y los seres humanos.
La fragilidad, la sumisión y la decadencia de lo humano traspasan las imágenes y llegan hasta nuestras retinas. ¿Un reflejo de la sociedad en la que vivimos? ¿Nos mata un poco el progreso?
En la película “Mi cena con André” se refleja bastante bien lo que quieren representar estas imágenes.
“¿Cuándo miramos a los demás nos quedamos en lo superficial? ¿La vida es un teatro en el que todos estamos representando un papel? ¿Por qué tienen éxito los libros de autoayuda? ¿Nos refugiamos en un mundo onírico para no tener que enfrentarnos a la realidad de nuestra desorientación? ¿Estás viviendo de verdad si vives en la rutina? ¿Te separan las comodidades de la vida real? ¿Cómo afectan los prejuicios en tu interacción social? ¿Puede el teatro despertar al público insensibilizado por todo lo que ve diariamente? Wally comienza a discutir las ideas de André, piensa que no es necesario viajar al otro lado del mundo o vivir experiencias extremas para percibir la realidad en toda su intensidad. En Nueva York puedes hacerlo también, lo real es real en Nueva York y en el Monte Everest.” (Mi cena con André (1981)).
Por su parte, el filósofo Jean Gebser también lo expresaba de esta forma:
“Sin embargo, a pesar de todo el llamado progreso que hemos alcanzado, a pesar de todos nuestros logros, estamos amenazados por un peligro que se hace mayor y más evidente día a día y que no puede ser subestimado…
Muchas personas hoy sienten que el desarrollo del ego está dando lugar a un desequilibrio fatal, incluso hasta el punto de amenazar nuestra cultura occidental en general. La amenaza surge del hecho de que el exceso de egocentrismo, que se asocia con la posesividad desenfrenada y el ansia de poder, se traduce en un materialismo corrosivo y una indiferencia despiadada por la cualidad esencial de la vida humana. Esto lleva finalmente a la pérdida de la capacidad de aprehender esos valores trascendentes que Asia todavía conoce mejor que nosotros”. (Jean Gebser)
La música es otra fiel compañera de Anna Bresoli, ¿es un vehículo para tu fotografía? ¿De qué forma confluyen ambas facetas artísticas?
Desde siempre han sido dos refugios que me han acompañado, pero de manera paralela. Hay periodos en los que me siento más inspirada por la fotografía, mientras que, en otros, lo absorbe todo la música.
Voy saltando de un ‘refugio’ al otro y me siento afortunada de poder hacerlo, ya que hay momentos en los que puedo saturarme y me sirve para oxigenar y no forzar a que salgan cosas, dejo que fluya por su propia inercia.
(Aquí el Facebook del grupo al que pertenece Anna Bresoli)
Pregunta obligada: ¿Cuáles son tus referentes?
Más que referentes, mi inspiración nace de filósofos, poetas o pensadores; son los que mueven todo este circuito generador de imágenes. Entre ellos: Jung, Nietzsche, Joan Margarit, Margaritte Duras, Jean Gebser, Modigliani, Egon Schiele, etc.
De todas formas, lo que más me inspira es la gente que tengo a mi alrededor, gente apasionada con lo que está haciendo. Me fascina percibir este tipo de emoción cerca de mí. Por ejemplo, en estas últimas semanas conocí a un fotógrafo y me apasiono oírle hablar acerca de sus técnicas de revelado, sobre su manera de trabajar, etc. Fue realmente una inspiración para mí. Al igual que me inspira mi hermano Jordi Bresoli o el pintor Joan Llaneras…, gente que tengo cerca y que vive intensamente su obra.
Ahora que se habla tanto del papel de la mujer y de la falta de visibilidad de ellas en diferentes ámbitos, entre ellos, el arte. ¿Has percibido más dificultades como artista por el hecho de ser mujer?
La verdad es que no.
¿Tu obra tiene una ‘mirada femenina’ o simplemente es tu mirada particular?
Me gusta mucho la figura de la mujer en mis fotografías, yo soy mujer y me siento identificada con la figura femenina.
Por último, ¿en qué nuevos proyectos estás trabajando?
Actualmente continuo sobre esta línea, pero paralelamente estoy haciendo un estudio de la búsqueda de uno mismo a través de lo que nos llama la atención, dejarse fluir y tirar del hilo….
El formato va a ser una serie de imágenes en blanco y negro, sin adulteraciones digitales, dirigiéndome a la pureza, volviendo a las raíces para plasmar así, a través de lo que sucede fuera, lo que está pasando dentro. Estoy en un momento en el que quiero que mi obra sea más física, trabajarla con mis manos.
