Me convertí en una experta en evaporarme, deslizarme y escabullirme, en retroceder y zafarme de situaciones difíciles, en esquivar abrazos, besos y manos indeseados, en ocupar cada vez menos espacio en el autobús cuando un hombre se despatarraba e invadía mi asiento, en desligarme poco a poco o en desaparecer de golpe: en el arte de la inexistencia, ya que la existencia era muy peligrosa. (Rebecca Solnit, Recuerdos de mi inexistencia).
Rebecca Solnit (San Francisco, 1961) es reconocida por ser una de las grandes pensadoras del feminismo actual. Sus publicaciones abordan temas políticos, personales, filosóficos y, especialmente, cuestiones acerca del rol de la mujer en una sociedad patriarcal.
Recientemente ha sorprendido con un lavado de cara de un clásico por excelencia: ‘La Cenicienta’. Solnit se topó en una librería de segunda mano con una ilustración antigua del cuento de Charles Perrault y comenzó un proceso para reinventar la historia, con un nuevo enfoque más moderno y feminista.
El poder liberador de la Cenicienta de Solnit
Los cuentos sobre princesas que esperan a que un hombre las salve tienen los días contados. En ‘La Cenicienta liberada’ unos zapatos incómodos de cristal no abren las puertas al éxito, la belleza no acuña el destino y el comienzo de una nueva vida no lo marca un príncipe que ofrezca la tranquilidad de palacio.
Rebecca Solnit se valió de las ilustraciones de Arthur Rackman para acompañar su relato, aunque solo de las que consideraba que mantenían su vigencia para esta versión. Según explica, algunas de las ilustraciones recuerdan a la realidad de las trabajadoras domésticas inmigrantes o a los menores extranjeros no acompañados. Sin embargo, no ha querido recoger aquellas en las que las hermanastras tienen un aspecto desagradable, pues hasta ellas se liberan de los estereotipos y del tópico anticuado que vinculan la autorrealización femenina con encontrar un marido adinerado.
En este cuento también aparece un hada madrina y Cenicienta conoce a un príncipe en un baile, pero el final es muy diferente y no acaba en boda con un festín de perdices. La protagonista no es sumisa, se cansa de que la traten mal y toma las riendas de su vida.
Solnit ofrece una moraleja poderosa y adaptada a los tiempos. Las mujeres son fuertes, toman sus propias decisiones para hallar su camino y no esperan a que las salven, porque es el esfuerzo lo que las llevará a acercarse a sus metas.
La escritora es capaz de cambiar la visión rancia de los clásicos infantiles sobre el referente femenino y destacar el empoderamiento, las segundas oportunidades, la transformación y la esperanza.
El trabajo de Rebecca Solnit
Desde los años 80, Rebeca Solnit ha destacado por su activismo contra la violencia hacia las mujeres y su defensa de los derechos humanos y del medioambiente. La estadounidense ha colaborado en publicaciones como The Guardian o Harper’s Magazine y se ha consagrado como una escritora de referencia por sus ensayos y los más de 20 libros en el mercado. Su literatura ha tardado en llegar a España, apenas siete de sus publicaciones se encuentran en nuestras librerías.
Uno de sus éxitos más aclamado es ‘Los hombres me explican cosas’ (2017), donde habla sobre el feminismo, la desigualdad de género, el silencio impuesto a las mujeres y los retos de las nuevas generaciones. A raíz de esta obra, Solnit ganó el interés de una audiencia más joven, que la ha encumbrado como icono del feminismo y del activismo, entendidos como vías para alcanzar un mundo mejor y más justo.
Lo cierto es que Rebecca Solnit lleva décadas publicando y es actualmente cuando sus ideas han logrado mayor popularidad, como textos proféticos que se anticipaban a reclamaciones comunes en nuestro presente. Quizá es el reflejo de una sociedad que ha despertado y desea escuchar lo que antes era invisible. El mundo no es el que era, tampoco el papel de la mujer, que emerge como dueña de su destino. Las nuevas generaciones no crecerán con cuentos que romanticen la debilidad femenina, porque las mujeres nunca fueron el sexo débil, solo se lo impusieron y su camino es la liberación.