Las 3 erres del BookCrossing rezan: Read (lee), Register (registra), Release (libera). ¿Te va sonando? Hace algunos meses os contábamos que una profesora de Bruselas había implantado en su ciudad la moda de convertirse en “cazadores de libros”. El BookCrossing es similar. Participar es muy sencillo, tan solo tienes que apuntarte en la web, etiquetar la obra que quieras ceder a la comunidad y dejarlo en cualquier sitio público para que otro usuario lo recoja y disfrute.
Este movimiento ha ganado fanáticos en todo el mundo, pues ven una gran opción de conectar con infinidad de personas a través de la literatura. Además, es un modo de lectura sostenible y solidaria, te comprometes a compartir aquellos ejemplares que acumulan polvo en tu estantería.
La actriz Emma Watson es una aficionada de esta práctica. La británica ha llevado a cabo campañas de “liberación” de libros, la más famosa en el metro de Londres. Eso sí, suele colocar títulos feministas para completar el juego con su activismo social en defensa de la igualdad de género.
En el otro lado de la trinchera se encuentran los detractores de la iniciativa. Las voces críticas afirman que devalúa el trabajo de los escritores, disminuye las ventas y, por tanto, cae la remuneración a los autores.
Sin embargo, lo cierto es que cumple el gran objetivo de fomentar el gusto por la lectura en papel y, a su vez, anima a los usuarios a atreverse con autores y géneros por los que probablemente no hubieran desembolsado dinero. El poder de la publicidad y el marketing de los grandes grupos editoriales quedan al margen, las personas registradas leen libros más allá de los promocionados best sellers.
¿Cómo surge el BookCrossing?
El estadounidense Ron Hornbaker se inspiró en portales online que realizan el seguimiento del recorrido de los billetes para fundar el proyecto. En abril de 2001, Mr. Hornbaker junto a su esposa y dos colegas lanzaron una página web que ofrecía la posibilidad de compartir libros, conocer su paradero tras “liberarlo” e interconectarse con otros aficionados a la literatura.
El origen de esta idea era convertir el mundo en una biblioteca. A día de hoy, se ha convertido en una especie de red social en la que, según la web oficial, participan miembros de 132 países y cerca de 12 millones de obras están desplazándose de unas manos a otras en este instante.
Formar parte de este movimiento global es muy sencillo, tras registrarte en su portal, todos los ejemplares que desees regalar reciben un código y quedan inscritos en su sistema. Después te toca a ti dejarlos volar y colocarlos en cualquier parte de tu ciudad. La persona que lo localice lo notifica en la web y lo vuelven a dejar ir tras leerlo. Así cualquiera puede saber dónde viajan sus libros. El portal también es un lugar para escribir reseñas, recomendaciones o intercambiar opiniones literarias.
Desde su creación, un séquito de voluntarios ha hecho posible que el proyecto se extendiera por todo el mundo. Aunque Estados Unidos continua a la cabeza en número de usuarios en BookCrossing, actualmente en Reino Unido, Alemania, Países Bajos o Australia también cuentan con un gran número de participantes.
En España también está ganando adeptos. Con motivo del pasado Día del Libro, 57 instituciones nacionales organizaron actividades basadas en el BookCrossing para fomentar el vicio a la lectura. Bibliotecas españolas han repartido por diferentes ciudades algunos de sus tomos duplicados. Cada obra viene provista de instrucciones para que quienes los encuentren los vuelvan a dejar libres tras leerlos. ¿Te animas a participar en el club literario más grande del mundo?
Cuando has poseído un libro con la mente y el espíritu, te has enriquecido personalmente. Pero cuando se lo pasas a alguien te has enriquecido por triplicado.”
— Henry Miller