Para comenzar, una advertencia al lector: esta no es una selección de pelis fresquitas de verano, de esas de amores de corta caducidad, fiestas de fin de curso, quarterbaks macizos y chicas en bikini. Nada que ver. Tampoco encontraréis en esta selección gritos escapando de tiburones o cualquier otro depredador de dientes afilados. Esta es una selección de lo que a mi parecer son buenas pelis estivales, de esas que dejan poso, en las que el verano está muy presente, tanto que podríamos decir que es un personaje más.
El verano, esa época en la que cuando éramos niños hacíamos un paréntesis en nuestra cotidianidad, el tiempo de los días vibrantes y las noches eternas, de la vida relajada, de las bicicletas, las chanclas de río y los gamusinos en sacos de piedras. La época de los amigos para siempre y los novios de verano, de las primeras experiencias, de la casa del pueblo y de los veranos en la costa; pero también del sol hiriente, del ambiente plomizo, del sudor perpetuo y de las pasiones más mundanas. Todo esto y más está presente en esta selección que, además, barre para casa y recuerda también algunas de las joyas cinematográficas más patrias junto a una selección internacional.
1. El tiempo de la felicidad (1997) de Manuel Iborra
Ibiza como escenario perfecto para descubrir las primeras ilusiones y los sinsabores que provoca el fulgor y lo efímero de los amores de verano, la explosión de la amistad más pura, el refuerzo de los lazos familiares y el descubrimiento de aquellas cosas que el invierno esconde, pero que el verano muestra bajo su foco de interrogatorio. El tiempo de la felicidad nos muestra el verano de una atípica familia madrileña a comienzos de la década de los setenta, con el movimiento hippy como telón de fondo. Un verano que cambiará la vida de esta familia para siempre. Inolvidable la interpretación de Pepón Nieto. Si no la has visto, es una muy buena peli española, y si ya la has visto, es recomendable revisitarla ahora que el calor empieza a apretar.
2. La ciénaga (2001) de Lucrecia Martel
Esta película es una maravilla que muestra sin tapujos la decadencia más absoluta de una ostentosa familia venida a menos. El sudor, el bochorno constante y la tristeza convertida en hábito, son sensaciones que traspasan la pantalla. Todo transcurre en la maltrecha finca La Mandrágora durante un verano asfixiante que obliga a convivir a dos familias. La vida de los habitantes ocasionales de esta finca está tan estancada como el agua en la piscina de aguas verdes. Si estás preparado para pasar casi dos horas de verdadero verano desasosegante y desequilibrado, esta es tu peli de verano.
3. Swimming Pool (2003) de François Ozon
Esta vez la principal trama también se vive alrededor de una piscina, aunque poco o nada se parece a la de La Ciénaga de Martel. En este caso todo está envuelto en un halo aspiracional envidiable. Es una historia de deseos ocultos, tentaciones, de anhelo por la juventud perdida y de despreocupación del que la posee; es la búsqueda de la inspiración y las musas de carne y hueso, pero, sobre todo, es una historia de intriga que nos hace cuestionarnos: ¿todo vale para crear una buena obra?
4. Barrio (1988) de Fernando León de Aranoa
De lo idílico del sur de Francia retratado por Ozon, al Madrid más marginal de finales de los noventa que muestra León de Aranoa en la inolvidable y premiada Barrio. Javi, Manu y Rai son tres amigos que lidian día a día con la vida que les ha tocado vivir por nacer en el barrio en el que lo han hecho. Un verano forzoso en el barrio, lejos del centro de la ciudad y por supuesto de los chiringuitos playeros, con el calor madrileño y la desidia de agosto muy presente…
5. Cegados por el sol/ Bigger Splash (2015) de Luca Guadagnino
Este remake de La piscina (J. Deray, 1969) presenta a una Dakota Johnson de miradas sugerentes, a una expresiva Tilda Swinton, a un enigmático Matthias Schoenaerts y a un brillante Ralph Fiennes. En este verano italiano se entremezclan el pasado, el presente y el futuro y se intuyen fatales desenlaces. Ahí lo dejo…
6. ¿Quién puede matar a un niño? (1976) de Narciso Ibáñez Serrador
Los niños son muy monos, sí, pero también pueden dar mucho miedo, sino que se lo pregunten a los personajes protagonistas (Tom y Evelyn) de esta película que no pierde calidad con los años. Basada en la novela El juego de los niños de Juan José Plans, en esta cinta la luz cálida da más miedo que la casa más sombría, y las miradas de los encantadores niños se convierten en la peor de las pesadillas.
7. Días azules (2006) de Miguel Santesmases
Nada como el verano para poner una o varias vidas patas arriba. En concreto las de estos tres hermanos en un verano inolvidable (para bien y para mal) en la costa gallega. Bares de copas (donde aún se podía fumar y con tarimas a tutiplén), amores de verano, visitas nocturnas al cementerio del pueblo, atardeceres en la playa y secretos que marcan de por vida. Un cóctel molotov que convierte a esta peli española en un buen ejemplo de peli de verano. La primera parte es algo lenta, pero a medida que avanzan los minutos la cosa se pone interesante…
8. El rayo verde/ Le Rayon vert (1986) de Éric Rohmer
Dicen que antes de que se ponga el sol, con el último rayo del día, en ocasiones aparece en el horizonte una luz de un color verde vibrante. Aquellos que ven esa luz junto a su pareja descubrirán sus propios sentimientos y los de la persona que le acompaña. Al menos esa es la premisa con la que parte esta película francesa basada en la novela de Julio Verne que lleva el mismo nombre. Delphine, la protagonista de esta cinta, pasará unas vacaciones de intensa búsqueda.
9. Lucía y el sexo (2001) de Julio Medem
¿Qué decir de Lucía y el sexo que no se haya dicho ya? Así que me decanto por incluir uno de los diálogos más memorables.
Carlos: Esto realmente no es una isla.
Lucía: ¿No lo es?
Carlos: Es una tapa gigante. Un trozo flotante de tierra. Como una balsa.
Lucía: Pero, no se mueve.
Carlos: La gente se marea durante la marea alta. Y nadie sabe por qué.
Lucía: Excepto tú.
Carlos: He buceado debajo de toda la isla. Es totalmente hueca. Miles de cuevas, pero nada más. Ni una sola roca la conecta al fondo marino.
10. Estíu 1993/Verano 1993 (2017) de Carla Simó
La catalana Carla Simó ha arrasado con su ópera prima. Estíu 1993/Verano 1993 ha sido premiada en la Berlinale (alzándose con los premios del público y de mejor ópera prima) y ganó también la Biznaga de Oro a la mejor película española en la pasada edición del Festival de Málaga, entre otros reconocimientos que suma alrededor del mundo. Partiendo de una premisa dolorosa (cómo se enfrentan los niños a la muerte), y basada en una vivencia personal de la directora, dicen de esta película que es una cinta tierna, luminosa y emocionante. Aún no he podido verla, pero se estrenará en cines en verano, concretamente el 30 de junio, después de haber terminado su recorrido por festivales.
Crédito foto de portada: ©Palm Pictures