Desde los años cuarenta, los habitantes de la ciudad británica de Rochdale han mantenido que en sus alrededores se encuentra un búnker que data de la Segunda Guerra Mundial, cuyas paredes albergan retratos. Sus vecinos nunca han sabido dónde se localizaba, ni el significado de esos supuestos dibujos. Sin embargo, mantuvieron la historia como una leyenda urbana típica de esta ciudad del noroeste de Inglaterra.
A lo largo de la Segunda Guerra Mundial se construyeron de forma muy numerosa búnkeres por toda Europa. En España, aunque en menor medida, también ocurrió durante la Guerra Civil. Suelen ser construcciones edificadas a base de hierro y hormigón, cuya utilidad servía para refugiarse de los bombardeos de aviación o artillería. Existían de diferentes tipos (artilleros, industriales, fortines…) y podían tener un recorrido de cientos de kilómetros.
Los niños de Rochdale han escuchado el cuento del viejo bunker desde pequeños. Chris Halliwell también creció acompañado por esos rumores y soñaba con visitar los famosos túneles. A sus treinta y un años, ha seguido fantaseando con esa leyenda. Desde hace unas semanas, decidió que era el momento de comprobar si verdaderamente el misterio era real y comenzó la búsqueda de la construcción.
Después días vagando por cada recoveco de la localidad británica, Halliwell halló la entrada de un refugio antiaéreo. Había deseado toda su vida ese momento, por lo que decidió no pedir ayuda e investigar por su cuenta los secretos de su descubrimiento. Caminó durante más de un kilómetro los pasadizos del búnker e, iluminando los muros con su antorcha, comprobó que las habladurías eran ciertas.
“Quiero protegerlo, es un pedazo de historia”
El explorador contempló como en las paredes del búnker se hallaban retratos de personas de una época anterior, todos ellos trazados con carbón. Chris Halliwell ha querido enseñar su hallazgo al mundo a través de fotografías. En ellas se distinguen numerosos retratos de personajes con la estética de los años cuarenta, la mayoría de mujeres y hombres armados.
Dado que todas las ilustraciones están elaboradas con el oscuro mineral, la hipótesis que se baraja es que las habrían realizado los obreros de una planta de carbón próxima y sus familias. En aquella época, aún cuando los ciudadanos se encontraban escondidos, se hacían sonar las sirenas para anunciar un momento de peligro. Para Halliwell, seguramente era en esos momentos cuando aquellas personas necesitarían escapar de su realidad, evadirse con cualquier entretenimiento, como podía ser el dibujo.
El británico está convencido de que aún viven vecinos que sufrieron la Segunda Guerra Mundial y conocen la existencia del búnker, así como los pasatiempos que allí se sucedieran para olvidar la tragedia. Ha declarado que es su deber mantener en secreto lo que los supervivientes de ese conflicto no han querido desvelar.
Por este motivo, ha decidido no indicar cuál es la ubicación de los túneles, protegerlos del posible vandalismo; tan solo ha dejado patente a través de fotografías que la leyenda era cierta. A día de hoy, únicamente es posible conocer un poco más de esta historia por las imágenes que él mismo ha hecho públicas.
A menudo, vemos las tragedias como hitos generales y nos olvidamos de las vidas que las acompañan. Resulta casi poético contemplar las imágenes de esas personas que se evadían de los bombardeos a través de dibujos.
Es inevitable sentir lástima tras todos los artículos, libros y películas lacrimógenas que ha protagonizado la Segunda Guerra Mundial. En unos años, serán otros los que descubran las realidades de quienes soñaban con atravesar el Mediterráneo, salir de las minas de Coltán o crecer alejados de los conflictos armados actuales. Siempre es más fácil mirar hacia el pasado y pensar que ahora todo es mejor, siempre es más sencillo mirar hacia otro lado.
Muy bueno Natalia.
Muchas gracias, Serafín.