Los libros que fraguó la Primera Guerra Mundial

Los libros que fraguó la Primera Guerra Mundial

El pasado 11 de noviembre se llevaron a cabo diferentes actos de conmemoración del centenario del Armisticio que finalizó la Primera Guerra Mundial. Cien años de luchas que, entre 1914 y 1918, ocasionaron cerca de veinte millones de fallecidos. Los principales líderes mundiales se dieron cita en París para celebrar el tributo por los caídos y por el acuerdo que aspiraba a forjar un mundo más pacífico y seguro.

La firma del tratado se produjo en un vagón de un tren ubicado en la ciudad de Compiègne, no muy lejos de la capital francesa. El mundo aspiraba a que el cese del fuego trajera consigo el fin de la contienda y de otros conflictos, el inicio de una nueva época. Sin embargo, veintiún años después, la devastadora Segunda Guerra Mundial eclipsaría ese armisticio y su frágil paz.

Fuente de inspiración para numerosos escritores, en este artículo os recomendamos algunas de las obras imperdibles del género bélico que bebieron de la Gran Guerra.

Adiós a las armas, de Ernest Hemingway (1929)

La segunda novela del premio Nobel está inspirada en sus propias vivencias. Durante la Primera Guerra Mundial se dedicaba a conducir ambulancias en el ejército italiano, un oficio arriesgado al deber viajar continuamente a zonas de batalla. A causa de ello, le hirieron en las piernas y se enamoró de una enfermera que lo asistía, una historia apasionada con final amargo. Sus recuerdos y la imaginación crearon uno de los libros más populares del periodista, una historia llevada al cine y que refleja de forma realista cómo hasta en una guerra se cumple aquella célebre cita de Casablanca: “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”.

La crisis mundial 1911-1918 Winston Churchill (1923)

Es considerada una de las obras maestras de Winston Churchil, a través de seis volúmenes, ensayos escritos en los años veinte, el político relata los acontecimientos de la Gran Guerra, desde sus orígenes, hasta sus consecuencias en la siguiente década. El premio Nobel de Literatura, describe los inicios del conflicto, la ardua negociación por la paz o la fundación de la Liga de las Naciones. Un clásico de la literatura belicista, contado por uno de sus protagonistas.

El retorno del soldado, de Rebecca West (1918)

La novela narra la vuelta a casa de un militar que ha combatido en la Gran Guerra y sufre amnesia. A su regreso, se reencuentra con las tres mujeres de su vida, su esposa, su prima enamorada de él y su primer amor. El soldado, tan solo recuerda su infancia y, por tanto, a esta última mujer. En la obra, son ellas las que se debatirán entre esforzarse por intentar que vuelva a ser el mismo que antes o dejar que comience su vida desde sus primeros recuerdos. La autora británica presenta una obra que, además de la trama psicológica, muestra como la contienda marcaba las vidas no solo de quienes luchaban, también de quienes esperaban, alejados del frente, a sus seres queridos.

1914: El año de la catástrofe, de Max Hastings (2013)

Como indica su título, el ejemplar revive el año 1914 en los países implicados en la Primera Guerra Mundial y las cuestiones que los llevaron a su entrada en la lucha armada, como las diferentes reacciones al detonante que supuso el atentado en Sarajevo. Un relato militar que introduce al lector en orígenes, estrategias y tácticas de combate. Es una investigación histórica y periodística, que pone al alcance de cualquiera documentación oficial y contrastada, testimonios y diferentes perspectivas de ver a la Europa de la época.

Johnny Cogió Su Fusil, de Dalton Trumbo (1939)

Novelista, director de cine y guionista, Dalton Trumbo escribió una de las novelas antibelicistas más conocidas de nuestro tiempo. El título del libro recuerda, de manera intencionada, al eslogan con el que se incitaba a los jóvenes estadounidenses a enrolarse en el ejército. El protagonista de la novela sobrevivió a la explosión de un obús, pero despierta en un hospital sin extremidades ni rostro, aunque su mente funciona con normalidad. Intenta suicidarse en vano, pero poco después desea mostrarse al mundo para que los ciudadanos entiendan el horror de la guerra. Sus anhelos se ven truncados y su vida se para entre la tragedia de su existencia y sus recuerdos.

Los cañones de agosto, de Barbara W. Tuchman (1962)

Este trabajo le valió a Tuchman el Premio Pulitzer en 1963, una obra que alcanzó gran influencia por analizar los orígenes de la Gran Guerra de forma exhaustiva. En ella recoge los entramados, principales personalidades y decisiones políticas que concluyeron el conflicto. El mismísimo presidente John F. Kennedy reconoció que era uno de sus libros de cabecera. La autora realiza un recorrido por 1914, el año que cambió el mundo tal y como se conocía.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de Vicente Blasco Ibáñez (1916)

El autor valenciano consiguió con este trabajo un éxito vertiginoso, dos años después de la fama que le valió el libro en español, el ejemplar se tradujo al inglés para el mercado estadounidense y, poco después, fue llevada a la gran pantalla. Vicente Blasco Ibáñez expone las vivencias de dos familias argentinas, una de ellas emigra a Alemania y la otra a Francia, que acaban combatiendo en diferentes bandos durante la batalla. A través de unas páginas que vieron la luz mientras la Primera Guerra Mundial aún se disputaba, logró generar gran sensibilidad entre la ciudadanía y trasmitir fielmente el escenario de una Europa rota y devastada.

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