Patatas hervidas, arenque y fresas. Este es el menú tradicional con el que los suecos celebran el Midsommar para dar la bienvenida al verano, una tradicional fiesta que año tras año siguen casi con más fervor que el Día Nacional. Durante esta fiesta danzan alrededor de una cruz de madera, se adornan el pelo y la ropa con flores y cantan canciones tradicionales como el Vi är Musikanter.
El Midsommar o Fiesta del Solsticio de Verano transcurre durante un largo día y una noche luminosa en la que apenas se pone el sol, lo que provoca el efecto del conocido como sol de medianoche. Una luz onmipresente envuelve la fiesta a modo de verano eterno.
En la película Midsommar del director Ari Aster (Midsommar, 2019), esta tradicional fiesta sueca sirve de inspiración para crear el escenario principal en el que transcurre la trama. Sin embargo, en este caso, el Midsommar ficticio es un festival que se celebra cada 90 años en una pequeña aldea de Suecia.
Con la excusa de lo insólito del acontecimiento, Pelle, un estudiante sueco en Nueva York (personaje interpretado por Vilhelm Blomgren) invita a sus compañeros de Universidad y a la novia de uno de ellos, quien atraviesa un momento vital muy complicado, a pasar unos días en su aldea sueca natal. Todo apunta a que será un viaje inolvidable, pero no como los turistas estadounidenses se imaginan… Ver el tráiler oficial de Midsommar.
La luz deslumbrante del sol de medianoche y la aparente amabilidad de los habitantes de esta pequeña comunidad sueca, son dos de los elementos claves con los que el guionista y director (también autor de la aclamada Hereditary) envuelve al espectador en una psicodelia ondulante. Midsommar es, al mismo tiempo, una pesadilla oscura y tenebrosa a plena luz del día y el inesperado camino hacia la luz de su protagonista (Dani, interpretada por Florence Pugh).
Viendo la película el espectador comparte con los personajes del filme una inquietante pérdida de la noción del tiempo. No sabemos los días que han transcurrido, si es de día o de noche. Nos encontramos metidos de lleno en una espiral en la que el tiempo deja de existir como dimensión conocida para arrebatarnos la red de seguridad y dejarnos prendidos de un hilo a merced de los instintos, de la aplastante superioridad de la naturaleza y de la aparente ausencia de razón.
En Midsommar la naturaleza humana se mira en un espejo y quedan al descubierto los recodos más oscuros. Esto provoca que a lo largo de la película nos cuestionemos sobre la razón o sinrazón de algunas de las consideraciones que se exponen. ¿Están los habitantes de Midsommar más adoctrinados que nosotros mismos? ¿Son más inhumanos y crueles? ¿Son menos libres?
Posiblemente, en un primer momento, el espectador tienda a rechazar el reflejo de la naturaleza humana que nos muestra Midsommar, pero el paso de los días consigue macerar el recuerdo que deja esta película, eso sí, una vez superado el viaje psicotrópico al que nos somete. Midsommar atrapa y engancha. Imposible apartar la mirada, incluso en las escenas más duras. Un viaje interminable a una Aldea del Arce colocada de LSD.
En Midsommar encontramos rituales paganos, el lado más perverso de la religión, choques culturales, la dicotomía rural-urbano, además de una serie de críticas, más o menos expuestas, sobre la mirada moralista de la sociedad actual que determina qué está bien y qué está mal en base a unos valores preestablecidos a modo de doctrina irrenunciable.
Midsommar es un delirio colectivo convertido en belleza cinematográfica. Una película de terror atípica. Un cuento nórdico hermoso, delirante y desconcertante.
El “Sunny Scary” o terror bajo el sol
Es posible que con el paso del tiempo la película Midsommar se convierta en un referente más del “Sunny Scary” o terror bajo el sol del que ya forman parte películas de culto como El Hombre del mimbre de Robin Hardy (de la que Midsommar bebe en muchas ocasiones); Los pájaros de Alfred Hitchcock, La matanza de Texas de Tobe Hooper o la española ¿Quién puede matar a un niño? de Narciso Ibáñez Serrador, entre otras.
En el “Sunny Scary” o terror bajo el sol no existe la marcada polaridad tan vista en el cine de terror que sitúa el bien en la luz y el mal en la oscuridad. Las escenas más cruentas transcurren a plena luz del día, no aguardan a la noche para desplegar sus encantos. Tampoco encontramos criaturas monstruosas o fantasmagóricas. El terror en Midsommar se refleja a la perfección en la belleza y aspecto amigable de las gentes que forman la comunidad sueca.
El largo idilio entre cine y sectas
El séptimo arte siente una atracción irremediable por las sectas. Desde La semilla del diablo (1968) hasta la reciente Midsommar o Hereditary, pasando por El hombre de mimbre, de la que ya hemos hablado, Red State, The Sacrament, Kill List, The Master, Los Sin nombre y dos de mis favoritas: The Invitation y Martha Marcy May Marlene, encontramos un nutrido surtido de películas a las que puedes asomarte para adentrarte en el turbio mundo de las sectas a través de la ficción.
Adoración a líderes mundanos o a deidades sobrenaturales, rituales, delirios colectivos, sustancias psicotrópicas, religiones paganas… No hay quien se resista a una buena sesión de cine sectario.
Ficha técnica:
Título original: Midsommar.
Año: 2019.
Duración: 145 minutos.
País: Estados Unidos.
Dirección: Ari Aster.
Guion: Ari Aster.
Música: Bobby Krlic.
Fotografía: Pawel Pogorzelski.
Montaje: Lucian Johnston.
Reparto: Florence Pugh, Jack Reynor, Will Poulter, William Jackson Harper, Ellora Torchia,Archie Madekwe, Vilhelm Blomgren, Julia Ragnarsson, Anna Åström, Anki Larsson,Lars Väringer y Katarina Weidhagen van Hal .
Género: Thriller / Terror / Drama.
