50 años de Mafalda en nuestro país. La niña resabida, inconformista y con respuesta para todo aterrizó en España en 1970, gracias al apoyo de Esther Tusquets, fundadora de la editorial Lumen, que apostó por su frescura.
La gran obra del humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido como Quino, había sido rechazada antes por el editor Carlos Barral, que la consideró demasiado trasgresora para su línea editorial; no le faltaba razón. Esther Tusquets comenzó realizando una tirada comedida, no podía imaginar el éxito comercial y la buena acogida que recibiría del público español. Seguramente Barral tampoco predijo que el personaje ganaría tantísima popularidad en tan poco tiempo.
El origen publicitario de Mafalda
Quino había centrado su carrera en el humor gráfico, llevaba más de diez años trabajando en ello cuando se planteó una primera idea de lo que sería Mafalda. A inicios de los años 60, recibió la propuesta de trabajar en una tira que funcionara como publicidad encubierta de una marca de electrodomésticos. Contar con las historietas de una familia de clase media parecía el enfoque más acertado para el producto. La compañía lo veía con buenos ojos, su condición fue que el nombre de los personajes empezara por la letra “M” y que en sus vivencias aparecieran sus electrodomésticos.
Con algunas diferencias a los personajes que afianzaría Quino en el auge de Mafalda, en esas primeras tiras ya conocimos a los padres y a la propia niña. El proyecto se fue al traste cuando el planteamiento publicitario fue destapado y solo se publicaron tres de esas tiras en un suplemento humorístico.
Poco tiempo después, la revista Primera Plana se fija en el desparpajo de esa niña y ofrecen a Quino publicar sus historias dos veces por semana. El ilustrador comienza así a crear las vivencias y las reflexiones que Mafalda expresa a sus padres. Años después, iría sumando personajes y todos ellos darían el salto a publicaciones de diversos países.
El mundo Mafalda
Quino vio como su mejor creación recibía reconocimiento y aplausos en todo el mundo. La visión de Mafalda, con ese tono sarcástico a través de la inocencia de la niñez, se tradujo a más de 20 idiomas en los años siguientes a su primera aparición pública.
En España causó furor por su soltura para hacer mención no solo a temas universales, como el amor, la amistad o la familia, sino también a cuestiones políticas, en unos años en los que no estábamos tan acostumbrados a la crítica tan directa y ácida.
Mafalda llegó como un soplo de aire fresco a la vida en España. Con una visión utópica e idealista del mundo que le rodea, no sin mostrar inquietudes y también algo de pesimismo cuando sus allegados le explican y exponen cuál es la realidad.
Si bien las preocupaciones de Mafalda reflejaban en cierta manera las de cualquier ciudadano de los años sesenta, sus frases más ocurrentes han ganado atemporalidad, no hemos cambiado tanto. Entre sus reivindicaciones, a veces incómodas, se lamenta de la falta de acierto político, la maldad del ser humano y cuestiona la poca acción para combatir los dramas que arrastra nuestra humanidad, como la guerra o el hambre.
Mafalda ya era una pequeña feminista, que se alegraba por el progreso social de la mujer en esos años. Sus ideales llegaban tan lejos como sus ganas de desarrollo vital y profesional. En ocasiones sueña con su futuro como intérprete en las Naciones Unidas, con conocimientos de idiomas y diplomacia para luchar por la paz en el mundo.
Asimismo, ha hecho mención de los derechos humanos y de los niños, de hecho, Quino colaboró con UNICEF para visibilizar estos últimos. También tuvo protagonismo en campañas relacionadas con la salud, pues su popularidad ha ayudado a visibilizar este tipo de causas entre la ciudadanía.
Homenaje a sus 50 años en España
Como conmemoración por su medio siglo en nuestro país, la editorial Lumen acaba de publicar El amor según Mafalda, una selección de viñetas que se refieren a este sentimiento a través del sarcasmo e inocencia de la niña de Quino, cuyo pensamiento se cierne en alcanzar un mundo mejor y más justo.
Desde De Culto, homenajeamos a Mafalda con algunas de sus ocurrencias que nos han acompañado en estas últimas décadas:
No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta.
Paren al mundo, que me quiero bajar.
¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?
Todos creemos en el país, lo que no se sabe es si a esta altura el país cree en nosotros.
Tenemos hombres de principios, lástima que nunca los dejen pasar del principio.
El problema es que hay más gente interesada que gente interesante.
¿Que importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que al fin de cuentas la mejor edad de la vida es estar vivo.
Sí, ya sé, hay más problemólogos que solucionólogos, pero ¿qué vamos a hacerle?
¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?
El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta.
Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante.