La cultura en tiempos de pandemia

¿Cómo sería el mundo sin cultura? Días, semanas y meses sin un libro con el que vivir otra realidad, una película sin la que desconectar de la rutina, sin una obra de teatro con la que emocionarse, sin una exposición que descubrir o sin música que acompañe cada momento.

¿Qué es la cultura? Parte de esa respuesta, y más aún en tiempos de esta crisis sanitaria por la Covid-19, sería: una necesidad del ser humano. En los primeros meses de la pandemia, cuando el confinamiento domiciliario suponía el día a día, la cultura fue el soporte de tantísimas personas que, solas o en compañía, trataban de ocupar sus horas libres alejando los pensamientos negativos de contagios, víctimas y kilómetros de distancia de los seres queridos.

Durante esas semanas en las que se salía a la ventana a aplaudir a los sanitarios, la cultura se reinventó. Si bien el sector se encontraba en una crisis sin precedentes, como el resto de actividades económicas, tomó como meta el alimentar el alma de todas las personas que permanecían en sus casas y que, en mayor o menor medida, atravesaban una situación complicada.

Comenzaron a vivirse conciertos y festivales a través de la pantalla, las redes sociales y las plataformas digitales se transformaron en mesas redondas que servían de coloquios y foros, las exposiciones llegaron a los hogares a través de visitas virtuales en museos de todo el mundo e, incluso, tuvieron lugar representaciones teatrales online. La cultura no abandonó a tantos ciudadanos ávidos de contenido. Y ahora, ¿cuál es la situación del sector cultural?

 

“Sin cultura no hay futuro”

La cultura en España se encuentra en un momento de gran vulnerabilidad. El necesario e inevitable control de aforo, la suspensión de espectáculos, de ferias de libros o la merma de eventos de música en directo, entre otras tantas áreas culturales que han reducido su actividad, ha llevado a que, a través de la campaña #AlertaRoja, sus profesionales reclamen “medidas urgentes para garantizar la supervivencia del sector”.

#AlertaRoja está impulsada por MUTE (Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo), originario del movimiento internacional We Make Events – Red Alert, y es una iniciativa que se hizo viral en redes sociales en septiembre, cuando miles de perfiles se llenaron de fondos rojos en favor de los espectáculos culturales. El movimiento ha servido para que el sector pudiera visibilizar su situación y demandar apoyos y soluciones a través del lema “sin cultura no hay futuro”, con manifestaciones pacíficas en casi una treintena de ciudades españolas.

Sin embargo, vuelven los conocidos como “apagones culturales” en Europa ante el empeoramiento de la pandemia. Alemania, Francia o Italia ya han limitado al máximo las actividades culturales y en España se cuestiona cómo mantener abierta la cultura ante la segunda ola de esta crisis sanitaria.

 

Cultura segura en España

El sector cultural ha demostrado total ejemplaridad a la hora de ejecutar las medidas necesarias y llevar a cabo los protocolos más restrictivos para que la reapertura de su actividad sea segura. La vigilancia, el distanciamiento social y la higiene se desarrollan al milímetro en museos, teatros, cines o salas de arte y conciertos.

A pesar de ello, la reducción de aforo y el inevitable miedo o reticencia del público a volver a deleitarse de planes culturales, así como algunas intervenciones políticas poco afortunadas que han puesto a la cultura como diana del riesgo de contagios, está provocando consecuencias devastadoras en el sector.

El pasado 13 de octubre se presentó en el cine Doré de Madrid la campaña #CulturaSegura de la mano del ministro de Cultura, Rodríguez Uribes, y representantes del sector. Esta acción de ámbito nacional pretende incentivar la vuelta del público a los espectáculos con una serie de vídeos difundidos en redes sociales. En ellos intervienen Alejandro Amenábar, Ana Belén, Ainhoa Arteta, Isabel Coixet, Antonio Canales, Luis García Montero o Manuela Velasco, entre otras celebridades, en los que hacen un llamamiento a no abandonar la cultura y volver a disfrutarla, todo bajo el mensaje de “la cultura es segura e ilumina”.

El sector cultural clama por su propia protección para lograr una supervivencia que, con el recrudecimiento de la pandemia y de sus consecuentes restricciones, se antoja aún más complicada. La cultura está luchando por mantener su actividad de forma segura y ofrecer una opción de ocio controlada; sin apoyos ni soluciones específicas para este sector, será casi imposible que pueda seguir levantando el telón cada día.