El cine de los 90, alegato a favor

El cine de los 90, alegato a favor

Ahora que todos y todas alaban y recuerdan el cine de los ochenta, quizá por la nostalgia provocada por el fenómeno Stranger Things, me gustaría hacer un alegato a favor del cine de los noventa. ¿Por qué no cuenta con tantos admiradores que escriban innumerables posts a su favor relatando sus bondades y virtudes?

Y es que la década de los noventa siempre ha sido un poco ‘la hermana fea’ de las últimas décadas. Es cierto que no tiene el glamour de los cincuenta, ni provocó el despertar psicodélico de los sesenta, ni tampoco se le puede atribuir el estilo de los setenta con sus flequillos largos y pantalones de pata de elefante. Por supuesto, a nadie se le ocurre compararla con su hermana inmediatamente menor: la década de los ochenta, cuyo carácter vanguardista ha sido y es analizado hasta la saciedad.

Pero los noventa tienen ‘su aquel’. Con el paso del tiempo esta década está demostrando su personalidad. Una personalidad algo tímida y muchas veces apabullada por sus décadas antecesoras que han cosechado tanta fama y éxitos. Pero los noventa molan, sin duda.

Como en esta sección La magia de Méliès hablamos de cine, demostraré lo bueno de la década de los noventa con los títulos cinematográficos que, a mi parecer, destacaron en esta década y cuya calidad permanece intacta hasta hoy. En esta selección se incluyen grandes taquillazos estadounidenses, pero también el cine europeo más destacado y una pequeña muestra del asiático.

De Niro y Liotta en Uno de los Nuestros. Crédito: Las noches de cine
De Niro y Liotta en Uno de los Nuestros. Crédito: Las noches de cine

Aquellos maravillosos noventa

El cine norteamericano nos regaló joyas como: Cadena perpetua, El silencio de los corderos o La lista de Schindler de Spielberg. Scorsese sentenció el cine de gangsters con Uno de los nuestros y Casino, y Tarantino aparecía en escena sorprendiendo a propios y a extraños con Reservoir dogs, Pulp fiction y Jackie Brown.

Los hermanos Coen no fueron los únicos en sentar cátedra con sus Fargo y El Gran Lebowski, aparecieron otros hermanos (ahora hermanas), los Wachowski, revolucionando la ciencia ficción con la inolvidable Matrix.

Mel Gibson, por su parte, se pasó a la dirección gritando libertad en Braveheart. David Fincher nos inquietaba con Seven y nos enamoraba de Brad Pitt en El club de la lucha, y pocos podrán discutir que Tom Hanks nunca estuvo mejor que en Philadelphia y Forrest Gump.

También en los noventa Kubrick nos abandonaba con la imprescindible Eyes Wide Shut y Sam Mendes nos hacía partícipes de los deseos más ocultos de Kevin Spacey hacia una jovencísima Mena Suvari en American Beauty. ¡Nunca unos pétalos dieron tanto juego!

¿Y qué sería de los noventa sin Johnny Depp y Winona Ryder? Los más guapos de la década se colaron en nuestras casas (aún con VHS) para emocionarnos con Eduardo Manostijeras. Aunque el rebelde de Johnny no hubiera sido la estrella que es sin otros títulos como Dead man, Don Juan de Marco y Ed Wood. Shyamalan en El sexto sentido nos hizo ver en Bruce Willis algo más que muertos. Y es que eso es un buen giro de guion y lo demás son tonterías…

De entre todo lo que soy consciente que olvido, no me perdonaría hacerlo del duelo entre Pacino y De Niro en Heat o de Bill Murray como maestro de ceremonias en la presentación en sociedad del genio Wes Anderson con Academia Rushmore. En Atrapado en el tiempo también vimos a un Murray inolvidable en el día de la marmota, celebración mil veces repetida y en la que mil veces nos enamoramos de Andie MacDowell.

No todo es Hollywood

En Europa Lars von Trier y Haneke consolidaban su maestría. Películas como Rompiendo las olas del primero o Funny Games del segundo así lo demuestran. Tuvimos el manifiesto Dogma, la trilogía de colores de Kieslowski o los gatos de Kusturika. En Francia hubo toda una delicatessen cinematográfica gracias a Jeunet, Beson, Leconte o Carax.

Trainspotting, En el nombre del padre y lo mejorcito de Ken Loach fueron la respuesta de la Europa anglosajona. A Italia se llevó Benigni un Oscar por La vida es bella. A España lo hizo Almodóvar por Todo sobre mi madre. Jamón, jamón, Belle Époque, Tesis, Vacas, La niña de tus ojos, Solas, Barrio, Familia o El día de la bestia sólo fueron algunos de los largometrajes que hicieron que nos sintiéramos orgullosos de nuestro cine.

Fotograma de Chungking Express de Wong Kar-wai. Crédito: kino.de
Fotograma de Chungking Express de Wong Kar-wai. Crédito: kino.de

Para finalizar, escojo tres nombres que a los pocos que en los noventa pensaban que el cine asiático sólo era de patadas, les hizo cambiar completamente de opinión: Takeshi Kitano, Wong Kar-wai y Kim Ki-duk.

 

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