Los secretos del lenguaje no verbal

Los secretos del lenguaje no verbal

“No es lo que ha dicho, es como lo ha dicho”. ¿Te suena? A veces resulta extraño, pero, sin apenas conocer a una persona, en nuestra mente ya se recrea una primera impresión positiva o negativa de ella. La forma en la que nos hablan o miran son pequeños detalles que nos causan cierta cercanía o desconfianza.

Normalmente, el instinto es un sentido que nos ayuda a crearnos una imagen de cualquiera sin una explicación racional. Cuántas veces resulta equivocado. Aún así, ¿en qué se basa esa intuición que provoca rechazo o simpatía hacia alguien? En la mayoría de los casos, el lenguaje corporal. Los gestos son un factor clave a la hora de comunicarnos y de interpretar lo que un interlocutor nos cuenta. La conducta lingüística del ser humano es compleja, difiere incluso por zonas geográficas.

Puede parecer superfluo, sin embargo, expertos en la materia se encargan de analizar cómo la conducta no verbal influye en el mensaje que se expone. Asimismo, son los encargados de asesorar y reeducar el lenguaje corporal de profesionales cuya actividad laboral les obliga a hablar en público. La clase política es el ejemplo más evidente, no sólo sus palabras deben estar cuidadas, también que su postura denote seguridad y credibilidad.

Manejar el lenguaje corporal estimula las destrezas comunicativas, las habilidades sociales, las oportunidades laborales, logran una interacción positiva y aumentan el poder de persuasión. Aunque controlar el lenguaje que va más allá de la voz requiere estudio y tiempo, aquí van unos tips básicos para descifrar ciertas áreas de la conducta no verbal:

3780060704_b86d17d138_zExpresiones faciales

El refrán “la cara es el espejo del alma” es bastante cierto si consideramos que es aquí donde se producen los gestos que más intervienen a la hora de interactuar. A través de las expresiones fáciles se pueden manifestar consciente o inconscientemente cualquier emoción: tristeza, alegría, miedo, sorpresa, enfado…

Es posible aprender a falsear ciertas muecas, pero otros gestos que se producen en el rostro son casi incontrolables. Por ejemplo, es muy común que cuando se saluda o se acaba de conocer a una persona se levanten y se bajen las cejas muy rápidamente. Este gesto tiene la intención de captar la atención del otro; aunque, dependiendo del contexto, también suele ser síntoma de flirteo. Es una expresión muy común al iniciar una conversación, denota agrado, confianza e intento de complicidad.

La mirada

Aún sin palabras de por medio, los ojos tienen la capacidad innata de comunicar. Mantener el contacto visual ayuda a incrementar la capacidad de persuasión y genera mayor confianza. Evitarlo o apartar la mirada, expresa nerviosismo, inseguridad y timidez.

Sin tener en cuenta el ambiente lumínico, los estados anímicos o la reacción a determinados momentos que experimenta una persona puede producir variaciones en el tamaño de sus pupilas. Es un acto incontrolable, su contracción sugiere desde hostilidad hasta inseguridad, normalmente expresan sentimientos negativos. Por el contrario, la dilatación de la pupila suele provocar mayor atracción en el interlocutor.

La sonrisa3029166369_be3c7112f6_b

Por lo general, la sonrisa siempre produce emociones positivas. Genera un vínculo de empatía, produce confianza y es contagiosa. La sonrisa sincera, la que provoca todos estos sentimientos positivos, es la que forma pequeñas arrugas alrededor de los ojos y eleva los pómulos. Una sonrisa falsa se detecta cuando la boca se eleva hacia el lado izquierdo. Unos labios apretados y tensos significan rechazo y que la persona se siente amenazada o intimidada.

Las manos

Las manos dan más fuerza a las palabras expresadas, aunque pueden estropear el mensaje que se lanza si no se manejan correctamente. Aprender a mover las extremidades superiores acorde a las palabras que se formulan es una de las tareas que los profesionales en comunicación más se encargan de enseñar. Usar las manos positivamente mejoran las técnicas de persuasión orales, es una parte de la comunicación no verbal muy pulida por la clase política. Por ejemplo, mostrar las palmas de las manos abiertas mientras se habla denota sinceridad y relajación, un puño cerrado expresa todo lo contrario.

Mover las manos hacia otras partes del cuerpo también interviene en la interpretación de lo que se comunica. El nerviosismo se muestra evidente cuando las manos se dirigen hacia diferentes partes de la cara, este movimiento viene provocado por pensamientos negativos. Rascarse el cuello, llevarse la mano a la boca o tocarse la oreja durante una conversación viene motivado por sentimientos de inseguridad o incertidumbre. Rascarse la nariz mientras se habla puede ser síntoma de estar mintiendo, ya que este acto libera catecolaminas, una sustancia que produce picor en esta zona de la cara.

descarga

Posturas

La postura corporal indica el grado de interés hacia la persona con la que se habla, la seguridad propia e incluso el estado de ánimo. La tónica general es que las posturas de contracción, como los brazos cruzados, simbolizan introversión y desconfianza. Aunque cruzar los brazos pueda ser un gesto habitual de una persona, el interlocutor puede interpretarlo como rechazo. Por otra parte, las posturas más relajadas trasmiten confianza.

También la posición de la cabeza afecta en la interacción lingüística. Asentir ocasionalmente con la cabeza o ladearla suavemente mientras se está escuchando a otra persona genera emociones positivas, expresa acuerdo e interés por la conversación. Por el contrario, no es recomendable apoyar la barbilla sobre la mano mientras escuchamos, puesto que con el puño cerrado suscita que se está evaluando al interlocutor y con la mano abierta suele significar aburrimiento.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *