Fiestas de disfraces, calabazas, muertos vivientes, truco o trato… Qué mejor que la llegada de Halloween y sus americanadas para introducirnos en el subgénero literario de terror. Especialista en estimular emociones, si aún no te has animado con una, ¡aprovecha estas fechas para atreverte!
Las novelas de miedo captan la atención del lector a cada línea y lo mantienen en vilo hasta la última página. Tienen destreza para introducirnos, con nerviosismo, en las vivencias de protagonistas que viven en un peligro continuo. ¡¿De verdad tienes que bajar a ese lúgubre sótano?! ¡¿Por qué te adentras sólo en ese bosque encantado y te separas del grupo?! Perdón, que me voy por las ramas, y por las americanadas, otra vez, prosigamos.
Los libros de terror están repletos de descripciones al detalle sobre parajes oscuros, fabrican horribles villanos y, reconozcámoslo, nos dan algún que otro sobresalto cuando surge el más mínimo ruido mientras leemos. El éxito de esta variedad radica en la constante incertidumbre que originan sus historias desde el principio al fin de la trama. Los lectores disfrutan con la adrenalina que produce el miedo.
Tanto el séptimo arte como la literatura de terror actual han conquistado a un público amplio, que sigue llenando salas de cine y manteniendo las ventas (dentro de lo que la crisis del papel permite). No obstante, el origen de estas novelas se remonta varios siglos atrás. Reino Unido vio nacer a los principales autores que popularizaron el subgénero novelesco. Durante el siglo XVIII, el interés por los libros que narraban ficciones sobre brujas, fantasmas, vampiros y castillos embrujados no cesó de crecer.
Desde entonces, la literatura cimentada en el pánico ha cultivado gran variedad de temáticas: terror gótico, psicológico, sobrenatural, fantástico… Si has decidido sumergirte en la literatura que más aceleraciones cardíacas provoca, no te pierdas estos cuatro títulos:
El pozo y el péndulo, Edgar Allan Poe (1842)
Una lectura corta, pero digna de marcarla como un clásico del terror. A Poe le hicieron falta escasas páginas para crear uno de sus relatos más célebres y, sin duda, uno de los más oscuros. La esencia del suspense recorre toda la obra. El protagonista, consciente de que va a morir, cuenta su tragedia, desesperanzado, torturado y agotado por la evidencia de su próxima inexistencia. El contexto no podría ser más atractivo, tiempos de la poderosa Inquisición sometiendo al débil. Gracias a la afilada pluma del escritor, la fuerte carga emocional enganchará y pesará en el lector.
Drácula, Bram Stoker (1987)
Peco de no ser muy fan de los “vampiritos” actuales, por ello, ya que este tipo de personajes no pueden faltar en esta variedad novelesca, el mítico Drácula debía aparecer. Si bien es muy probable que todo el público conozca una trama repetida en diferentes versiones estereotipadas del clásico, no por ello el libro deja de resultar inquietante. El autor irlandés se inspiró en Vlad Tepes, un príncipe del sur de Rumanía en el siglo XV, cuya fama de líder cruel era bien conocida, para crear al conde Drácula. La novela está formada por diarios y cartas de los protagonistas que configuran una Transilvania de tintes góticos.
Apartamento 16, Adam Nevill (2011)
Una obra moderna que bebe de la literatura de terror anglosajona más tradicional. Aunque da pie a situaciones surrealistas, el escenario es de lo más habitual: una casa encantada. El relato se produce en la parte rica de Londres, en un apartamento que lleva vacío décadas. El portero de noche del edificio escucha ruidos extraños procedentes de esa residencia que lleva tanto tiempo cerrada, lo que suscita su curiosidad para investigar. Su historia se entrelaza con la de la una joven que ha heredado de su tía esa vivienda y que querrá saber más acerca de quién allí habitó. El texto esconde una sátira de la sociedad londinense que se funde con la intriga de lo que ocurrirá en el apartamento nº 16.
El resplandor, Stephen King (1977)
Criticado y amado, a Stephen King hay que reconocerle que ha encumbrado esta variedad literaria en los últimos años. Si Kubrick y la interpretación exquisita de Jack Nicholson te estremecieron en la película, el libro no te va a dejar indiferente. El autor construye cuidosamente la trama y sus personajes. La tensión y el miedo no deja de respirarse hasta el final. En El resplandor se narra la vida de un escritor fracasado y alcohólico que acepta un puesto como vigilante en Overlook durante el invierno, un hotel deshabitado en esa época. Una vez que se muda al lugar con su mujer y su hijo, el pequeño de la familia, poseedor de un poder psíquico, comienza a notar que fuerzas sobrenaturales malignas interfieren en ese lugar.